Es el autor del Cuarto Evangelio.
Nació en Betsaida, cerca del Lago de Genesaret.
Fue hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de Santiago.
Fue discípulo de San Juan, el Bautista.
Destacaba por ser un alma sencilla y pura.
El propio San Juan, el Bautista, lo conminó a irse con Jesús, el Maestro de Nazaret.
Jesús lo hizo testigo de las obras misteriosas que quiso llevar a cabo lejos de la multitud.
Fue el Apóstol más cercano al corazón de Cristo, el que posó la cabeza sobre el pecho del Maestro en la Última Cena. El que estuvo junto a la Virgen María al pie de la Cruz, y uno de los primeros que recibió la noticia de la Resurrección.
Según la tradición, vivió, después de la Ascensión, en una casa del monte Sión junto con la Virgen María.
Cuando murió la Santísima Virgen, san Juan abandonó Jerusalén, para establecerse en Asia Menor.
San Pablo le abriría paso, y San Juan consolidaría y aumentaría las iglesias en Asia Menor.
Fijaría su residencia en Éfeso. Allí escribiría su Evangelio, obra admirable.
Tras ser atormentado, fue desterrado a una isla del mar Egeo, Patmos, y condenado a unas minas. En la reclusión escribiría el Apocalipsis.
Tras recuperar la libertad, al morir Domiciano, regresaría a Éfeso donde gobernaría aquella ciudad. Moriría en torno al año 100.