El objetivo de los Santos Padres, y del propio San Ireneo, a la hora de escribir libros era fomentar y salvaguardar la fe de los sencillos, explicando la doctrina apostólica y denunciando clara y razonablemente sus desviaciones y manipulaciones.
Por otro lado, San Ireneo, en este caso, busca promover la unidad de la Iglesia en su admirable amalgama de sensibilidades: germanos, celtas, galos, griegos, romanos, asiáticos.
Otra gran preocupación de San Ireneo es exponer lo que él mismo ha recibido por tradición.
Son muy numerosas la referencias a los maestros que lo precedieron: SAN JUAN, SAN IGNACIO de ANTIOQUÍA, SAN POLICARPO de ESMIRNA, SAN PAPÍAS, los sacerdotes de Asia Menor, y SAN JUSTINO.
Su reflexión tiene hondas raíces en la Tradición, en todos los anteriores.
También ha recibido de la Tradición el Canon de las Sagradas Escrituras, particularmente los Santos Evangelios. San Ireneo hablará del “Evangelio tetramorfo” en feliz expresión, es decir, un único evangelio mostrado en cuatro formas, según los cuatro evangelistas.
Manteniendo los temas propios de los Santos Padres, y dejándose inspirar por el lenguaje de la Sagrada Escritura, su genio teológico le permitirá expresarse siempre de un modo novedoso.