Señala cómo a personas como Copérnico, Galileo, Leibnitz y Newton, Dios les “habló” “través de números y ecuaciones”, y cómo “Einstein estuvo toda su vida impulsado por la visión de una teoría unificada que combinaba todas las fuerzas conocidas”.
Continúa explicando que “la fe en esta visión sigue siendo la fuerza impulsora de la física teórica. Es la fe la que da propósito y dirección, y la razón la que mantiene la fe bajo control. Es revelador observar en este sentido que la presunción filosófica de los pensadores racionalistas modernos, empezando por Descartes, de que la verdad debería ser descubrible sólo mediante la razón, ha llevado en cambio a la conclusión opuesta encarnada en el relativismo radical de pensadores posmodernos como Foucault y Derrida”.
Un ejemplo de un joven científico que se desvía de la agenda racionalista moderna es Karin Öberg, de 41 años, profesora de astronomía en Harvard, quien se convirtió al catolicismo desde su origen sueco funcionalmente agnóstico y culturalmente luterano mientras realizaba sus estudios después de entrar en contacto con Los escritos de GK Chesterton.