- Santos AGATÓNICO, GÓTICO y COMPAÑEROS, mártires. Tracia. (s. III).
- Santa CIRÍACA. Roma. Dio su nombre al cementerio de la vía Tiburtina, que ella misma había donado a la Iglesia. (s. III).
- San CUADRADO, obispo y mártir. Útica, Túnez. Dio a todos fiel testimonio de fe, como buen pastor. (s. III).
- San EUPREPIO, obispo. Verona. Primer obispo de la ciudad. (s. III).
- San LUXORIO, mártir. Cerdeña. (s. IV).
- Santos BASA y sus tres hijos TEOGNIS, AGAPIO y PISTIO, mártires. Ella fue martirizada en la isla de Alonia, y ellos en Edesa. (s. IV).
- San PRIVADO, obispo y mártir. Galia. Durante la invasión de los vándalos fue encontrado en la cripta, donde se daba a la oración y al ayuno, y por negarse a traicionar su ministerio sacrificando a los ídolos, murió destrozado a golpes. (407).
- San SIDONIO APOLINAR, obispo y mártir. Clermont-Ferrand, Aquitania. Muy bien formado en lo divino y lo humano, dueño de gran fortaleza cristiana, se enfrentó a la ferocidad de los bárbaros como padre de la Iglesia y doctor insigne. (479).
- Santos BERNARDO, y sus hermanas MARÍA y GRACIA. Alcira, Valencia. Conversos del islam. Él era cisterciense, y convirtió a sus hermanas. (1180).
- San JOSÉ DANG DING VIÊN, presbítero y mártir. Tonkín. (1838).
- Beata ROSA VICTORIA RASOAMANARIVO, viuda. Madagascar. Después de enviudar de un hombre violento, y habiendo sido expulsados los misioneros, socorrió con solicitud a los cristianos y defendió a la Iglesia frente a los magistrados. (1894).
- Beato SALVADOR ESTRUGO SOLVES, presbítero y mártir. Valencia. Soportó toda clase de adversidades durante la persecución. (1936).
- Beato RAIMUNDO PEIRÓ VICTORÍ, presbítero y mártir. Barcelona. Dominico. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).
- Beato BRUNO ZEMBOL, mártir. Munich. Polaco deportado a Dachau. Murió destrozado por las torturas. (1942).
Hoy recordamos especialmente a SAN PÍO X
Nació en Riese, Italia, en 1835, en el seno de una familia humilde y muy cristiana.
Con mucho sacrificio de los padres hizo la carrera sacerdotal en el seminario de Padua y fue ordenado sacerdote en 1858.
Estuvo nueve años de coadjutor en Tómbolo, y otros nueve de párroco en Salzano, mostrando excelsas cualidades como pastor.
Vista su competencia y celo, el obispo lo hizo canónigo de Treviso.
Informado de sus cualidades, León XIII lo nombró obispo de Mantua en 1884.
Muy satisfecho de su labor pastoral, el mismo papa lo creó cardenal en 1893. Tres días más tarde lo nombraba Patriarca de Venecia.
Muerto León XIII, los cardenales acordaron que nadie tenía las cualidades de Sarto, y lo eligieron como papa en 1903.
Tomó el nombre de Pío X, y manifestó que aceptaba el pontificado como una cruz.
Muy pronto se pudo constatar que la elección había sido acertadísima.
Combatió con energía los errores del modernismo; puso en marcha la reforma litúrgica; se ocupó de la enseñanza del catecismo, de la primera comunión a los niños, de la comunión frecuente y de otros muchos aspectos.
Tuvo como colaborador al fidelísimo cardenal español Merry del Val.
Se vio obligado a afrontar una situación difícil con la República Francesa, que tomó medidas injustas contra la Iglesia. Cumplió su lema “Instaurare omnia in Christo”.
Viendo venir la guerra mundial, trabajó sin descanso para evitarla y mantener la paz, pero murió con la pena de ver el mundo en guerra en 1914.