- San ELÍAS TESBITA, profeta.
- San JOSÉ “Bársabas”. Junto con San Matías fue presentado por los seguidores del Señor para que cada uno de ellos desempeñase la misión apostólica en sustitución de Judas. (s. I).
- Santa MARINA, virgen y mártir. Antioquía de Pisidia. (s. inc.).
- San APOLINAR, obispo y mártir. Rávena. Buen pastor que fue martirizado. (s. II).
- San FRUMENCIO, obispo. Etiopía. Vivió primero como esclavo, y después, ordenado obispo por San Atanasio, propagó el Evangelio en esta región. (s. IV).
- San AURELIO, obispo. Cartago. Protegió a sus fieles para que no se dejasen arrastrar por las costumbres paganas y colocó su sede episcopal en el mismo lugar donde primero se encontraba una estatua de la diosa del cielo. (430).
- San VULMARO, presbítero. Boulogne. Siendo humilde pastor, interesado en instruirse adquirió una buena formación y fue ordenado sacerdote, tras lo cual se retiró en un eremo siguiendo las costumbres de los antiguos padres. En el Hainaut fundó dos monasterios, uno de monjes y otro de vírgenes. (700)
- San PABLO, diácono y mártir. Córdoba. Aleccionado con el ejemplo y la palabra de San Sisenando, no temió reprochar a los príncipes y dignatarios sarracenos la falsedad de su culto, y fue muerto por haber confesado a Cristo como verdadero Dios. (851).
- Beato BERNARDO, obispo. Sajonia. Pese a ser ciego, rigió en paz su Iglesia durante veintitrés años. (1153).
- Santas MAGDALENA YI YONG-HUI, TERESA YI MAE-IM, MARTA KIM SONG-IM, LUCÍA KIM, ROSA KIM y ANA KIM CHANG-GUM, MARÍA WON KWI-IM, virgen, y SAN JUAN BAUSTISTA YI KWANG-NYOL, mártires. Seúl. (1839).
- San JOSÉ MARÍA DÍAZ SANJURJO, obipo y mártir. Tonkín. Dominico. Durante la persecución del emperador Tu Duc fue condenado a muerte. (1857).
- Santos LEÓN IGNACIO MANGIN y PABLO DENN, presbíteros y mártires. Hebei. Jesuitas. Los cuales fueron atravesados con lanzas ante el altar, cuando estaban dando ánimos a los fieles. Con ellos fue martirizada Santa MARÍA ZHOY WUZHI, que intentaba proteger con su cuerpo al primero. (1900).
- Santa MARÍA FU GUILIN, maestra y mártir. Hebei. Decapitada por el Yihetuan. (1900).
- Santa MARÍA ZHAO GOUZHI y sus hijas ROSA ZHAO y MARÍA ZHAO; mártires. Hebei. Para no ser violadas se lanzaron a un pozo, pero todavía con vida fueron sacadas y martirizadas. (1900).
- San XI GUIZI, mártir. Hebei. Todavía catecúmeno, ante la multitud desaforada se confesó cristiano, y fue herido de muerte. (1900).
Hoy recordamos especialmente a las Beatas RITA DOLORES del CORAZÓN de JEÚS PUJALTE y SÁNCHEZ y FRANCISCA del SAGRADO CORAZÓN de JESÚS ALDEA ARAUJO
La beata Rita Dolores Pujalte Sánchez nació en Aspe (Alicante) el 18 de febrero de 1853, en el seno de una familia cristiana y acomodada. Sus años de infancia y adolescencia estuvieron marcados por una fuerte religiosidad, que la llevaron a comprometerse en la catequesis y obras de caridad. En 1888 ingresó en el Instituto de Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, fundado en 1877 por Madre Isabel Larrañaga. Hizo su profesión religiosa el 21 de junio de 1890 y, a su debido tiempo, emitió sus votos perpetuos. Tenía, al momento del martirio, 83 años.
La beata Francisca Aldea Araujo nació en Somolinos (Guadalajara) el 17 de diciembre de 1881, en una familia sencilla y cristiana. Siendo niña aún, quedó huérfana, y fue acogida en el Colegio de Santa Susana, de Madrid, dirigido por las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. Como religiosa ingresó en el Instituto el 8 de diciembre de 1899. Fue su Maestra de Novicias la Madre Rita Dolores Pujalte. Posteriormente, la cuidó y acompañó, cuando estaba enferma y casi ciega, hasta el martirio.
Las dos habían pasado parte de su vida en el Colegio de Santa Susana. Juntas salieron de él para recorrer un camino que las convertiría en testigos de su fe. El Colegio estaba enclavado en el Barrio de las Ventas, entonces una de las zonas suburbanas de Madrid. Fue uno de los primeros abiertos por Madre Isabel Larrañaga, en 1889. Este Colegio funcionaba como Curia General, y acogía, además de a las religiosas, a niñas pobres y huérfanas. Aunque la situación era extremadamente peligrosa, en medio de un ambiente general de crispación, la Comunidad optó por permanecer en el Colegio para atender a las niñas.
La Madre Rita Dolores había sido invitada en reiteradas ocasiones a dejar el Colegio y buscar un lugar más seguro, pero, según su lógica, perdía más que ganaba, y rehusó siempre. La Madre Francisca, movida por su caridad, se comprometió a no abandonarla, siendo consciente del riesgo que asumía. El 20 de julio de 1936 el Colegio fue asaltado y tiroteado. Las Madres Rita Dolores y Francisca, en cuanto tuvieron noticias de que la llegada de los milicianos era inminente, se dirigieron a la Capilla para prepararse al martirio. Prodigaron con generosidad el perdón anticipado para sus verdugos, y se dispusieron a la muerte, que presentían segura, poniendo el presente y el futuro en las manos providentes del Padre. «Echémonos en sus brazos y que sea su santísima voluntad», dijo Madre Dolores.
En la portería, momentos antes de salir, recitaron el Credo en presencia de los milicianos, quienes más tarde, fingiendo ayudarlas, porque su intención era darles muerte, las acompañaron hasta un piso cercano de una familia conocida. Allí rezaron el rosario y dieron gracias a Dios por la posibilidad que habían tenido para prepararse al martirio ya tan cercano. Hacia el mediodía fueron conducidas violentamente al interior de una furgoneta. Ellas no opusieron resistencia; al contrario, esperaron sin desmayo la muerte. El 20 de julio de 1936, hacia las tres y media de la tarde, fueron fusiladas en la carretera de Barajas. Su fama de martirio se divulgó muy pronto.