El arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Francisco Prieto, ha recibido esta mañana el palio arzobispal bendecido por el Papa Francisco, en la Solemne Eucaristía que se ha celebrado en la Basílica de San Pedro. En el día que se celebra la solemnidad de los apóstoles, San Pedro y San Pablo, el Papa ha pedido a estos arzobispos que sean apóstoles a su imagen, “sed discípulos en el seguimiento, y apóstoles en el anuncio, del seguimiento de Cristo y del anuncio de su Palabra. Llevad la belleza del Evangelio a todas partes, junto con todo el Pueblo de Dios”.
El palio arzobispal es una faja de lana blanca hecha de dos corderos criados por las religiosas del convento romano de San Lorenzo, en Panisperna. Estos animales son bendecidos el día 21 de enero, día en que se conmemora el martirio de santa Inés, y el palio es tejido por las religiosas benedictinas de Santa Cecilia del Trastevere. Una vez elaborados, se colocan en un cofre de plata junto al sepulcro de san Pedro, en el llamado nicho de los palios, donde se custodian durante un año, por lo que se consideran reliquias de tercer grado, por contacto.
La faja mide entre 4 y 6 centímetros de ancho y está adornada con seis cruces negras, que simbolizan las heridas del Cordero de Dios, y dos orlas de seda negra. A diferencia del del Papa, no es circular, sino que tiene un rectángulo anterior y posterior. El palio lleva tres alfileres por los tres clavos usados en la crucifixión de Jesucristo. Se colocan en las tres cruces que se encuentran debajo del cuello, en el hombro izquierdo y en el hombro derecho, con las cabezas hacia el lado derecho miradas desde el frente.
En la solemnidad de san Pedro y san Pablo, durante la Eucaristía en la basílica de San Pedro, lo palios son portados por varios diáconos desde el nicho hasta la sede de Pedro y son bendecidos por el Sucesor de Pedro —«que quienes por tu don lleven estos palios se reconozcan como pastores de tu rebaño»—. Los arzobispos nombrados durante el año, presentes en la basílica, pronuncian su juramento de fidelidad y obediencia a la Iglesia y al Papa. En definitiva, el palio representa la presencia de Cristo en el trabajo del arzobispo; es un ornamento litúrgico signo de comunión con el Santo Padre y de la misión del arzobispo de ser buen pastor.
Este palio se le impondrá solemnemente a mons. Prieto el día 25 de julio, Día del Apóstol, en la Catedral de Santiago de manos del Nuncio de Su Santidad en España, mons. Bernardito Cleopas Auza.
Junto a monseñor Prieto han recibido el palio de manos del Papa, al final de la celebración, otros 31 arzobispos, entre ellos los españoles monseñor Enrique Benavent, nuevo arzobispo de Valencia; monseñor José María Gil Tamayo, de Granada, y monseñor Francisco José Cobo, de Madrid.