- SANTOS MÁRTIRES de NICOMEDIA. Turquía. En tiempo de Diocleciano, refugiados en las montañas y cuevas, con ánimo sereno, aceptaron el martirio. (303).
- Santa ETELDREDA, abadesa. Inglaterra. Hija de reyes y asimismo reina de Northumbría. Después de rechazar el matrimonio, recibió el velo monacal de manos de San Wilfrido en el monasterio que ella mismo había fundado, donde dirigió maternalmente a sus monjas con sus ejemplos y consejos. (679)
- San BILIO, obispo y mártir. En Bretaña Menor. Asesinado por los normandos durante el saqueo de Vannes. (914).
- San LANFRANCO, obispo. Pavía. Varón de paz. Sufrió mucho por fomentar la concordia en su comunidad. (1194).
- San WALHERO, presbítero y mártir. En Hainaut, Bélgica actual. Fue muerto a golpes de remo por un sacerdote a quien recriminaba sus malas costumbres. (1199).
- Beata MARÍA, fundadora. En Oignies, Francia. Dotada de dones místicos. Con el permiso de su esposo se recluyó en una celda, e inició el instituto de las “Beguinas”. (1213).
- Beato PEDRO JACOBO de PESARO, presbítero. Piceno. Ermitaño de San Agustín. (1496).
- Santo TOMÁS GARNET, presbítero y mártir. Londres. Jesuita. Ordenado sacerdote en el Colegio de los Ingleses de Valladolid. Al regresar a Inglaterra fue encarcelado dos veces, finalmente, ajusticiado en Tyburn, en tiempos de Jacobo I. (1608).
- San JOSÉ CAFASSO, presbítero. Turín. Se dedicó a la formación espiritual y cultural de los futuros clérigos, y a reconciliar con Dios a los presos encarcelados y a los condenados a muerte. (1860).
Hoy recordamos especialmente a la Beata MARÍA RAFAELA CIMATTI.
Maria Raffaela -en el siglo Santina- Cimatti, nació en Faenza, el 6 de junio de 1861, de padre campesino y madre tejedora.
Puede dedicar poco tiempo a sus estudios, ya que su familia pronto necesita su trabajo para complementar en algo el poco próspero presupuesto familiar: ayuda a su madre como tejedora o se ocupa de las tareas del hogar. Los dos únicos hermanos varones sobrevivientes, Luigi y Vincenzo, ingresan a la congregación salesiana a una edad muy temprana; Santina considera entonces esencial permanecer cerca de su madre hasta que encuentre un alojamiento digno para ella en la casa de un sacerdote.
En noviembre de 1889 se incorporó a las hermanas hospitalarias de la Misericordia, en la casa madre de San Giovanni in Laterano en Roma. Toma el nombre de Maria Raffaella y en 1893 es enviada al hospital de San Benedetto en Alatri, donde comenzó su profesión como enfermera. Luego pasó al hospital Umberto I de Frosinone, donde desde 1921 es también priora de la comunidad. De 1928 a 1940 volvió a Alatri, también como priora.
En 1943 la enfermedad comienza a manifestarse y resultará incurable. Murió el 23 de junio de 1945.