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Finalmente, he aquí, alma predestinada, la manera de cultivar el “árbol” por el Espíritu Santo:
- No acudir a apoyo humano alguno; recurrir sólo a la Virgen María;
- Ha de estar siempre cuidado y guardado; ha de crecer;
- Arrancar y cortar todo lo que ahogue este árbol; crucificar la carne, guardar silencio, mortificar silencios;
- No es compatible con el amor propio;
- No dejar que se acerquen “bestias”, los pecados;
- Regarlo con la piedad, la confesión, la Comunión, oraciones…;
- Será atacado y acometido; no acongojarse, esto ha de pasar, tiene que pasar.