Hoy, 25 de mayo, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San CANIÓN, obispo y mártir. En la Campania. (s. III).
  2. San DIONISIO, obispo y mártir. En Milán. Siendo desterrado a Armenia por el emperador arriano Constancio, murió allí. (361).
  3. San LEÓN, abad. En Troyes. (s. VII).
  4. San ALDELMO, obispo. En Inglaterra. Varón célebre por su doctrina y escritos, que había sido abad de Malmesbury y después primer obispo de Sherborne, entre los sajones occidentales. (709).
  5. San BEDA el VENERABLE, presbítero y doctor. Inglaterra. Servidor de Cristo desde la edad de ocho años, transcurrió toda su vida en el monasterio de Wearmouth, en Northumbría, dedicado a la meditación y a la exposición de las Escrituras. Tras la observancia de la disciplina monástica y el ejercicio cotidiano del canto en la iglesia, sus delicias fueron siempre estudiar, enseñar o escribir. (735).
  6. San GENADIO, obispo y monje. En Astorga. Primero abad y después obispo del mismo lugar. Prestó consejo a los reyes de León, pero movido por el deseo del claustro, renunció a la dignidad episcopal para pasar el resto de su vida como monje y eremita. (925).
  7. San GREGORIO VII, papa. En Roma. Primero llevó vida monástica y colaboró en la reforma de la Iglesia en numerosas legaciones de su tiempo. Una vez elevado al papado, reivindicó con gran autoridad y fuerte ánimo la libertad religiosa de la Iglesia respecto al poder los príncipes, defendiendo valientemente la santidad del sacerdocio. Al ser obligado a abandonar Roma por este motivo, murió en el exilio, en Campania. (1085).
  8. San GERARDO MECATTI, religioso. En Florencia. Siguiendo las huellas de San Francisco, distribuyó sus bienes entre los pobres y se retiró a un lugar desierto, donde, por amor de Cristo, se dedicó a acoger a peregrinos y a ayudar a enfermos. (1245).
  9. San GERIO, ermitaño. En Las Marcas. Era conde, después llevaría vida de ermitaño y murió en el transcurso de una santa peregrinación. (1270).
  10. Beato FELIPE BERTONI, presbítero. En Emilia-Romaña. Servita. Insigne por el don de las lágrimas y su extraordinaria humildad. (1483).
  11. Santa MARÍA MAGDALENA de PAZZI, virgen. En Florencia. Carmelita. Llevó una vida de oración escondida en Cristo, rezando con empeño por la reforma de la Iglesia. Distinguida por Dios con muchos dones, dirigió de un modo excelente a sus hermanas hacia la perfección. (1607).
  12. San PEDRO DOAN VAN VAN, catequista y mártir. En Tonkín. Ayudaba en una parroquia en tiempo de Tu Duc. Ya octogenario fue martirizado. (1857).
  13. Santa MAGDALENA SOFÍA BARAT, virgen. Fundó la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús y trabajó con gran entrega por la formación cristiana de las jóvenes. (1865).
  14. San DIONISIO SSEBUGGWAWO, mártir. En Uganda. A los dieciséis años, habiendo reconocido ante el rey Mwanga que había enseñado la fe a dos cortesanos, fue traspasado con una lanza por el mismo rey. (1886).
  15. San CRISTÓBAL MAGALLANES y SAN AGUSTÍN CALOCA, presbíteros y mártires. Guadalajara, México. Martirizados durante la persecución mexicana. (1927).
  16. Beato NICOLÁS CEHELSKIJ, presbítero y mártir. En Moldavia. Atormentado hasta el final por los comunistas. (1951).

 

Hoy recordamos especialmente SANTA MARÍA MAGDALENA de PAZZI

La familia de Pazzi, a cuyo nombre está unida la famosa conjuración contra el gran duque de Médici, en tiempos de nuestra santa, era todavía de las más importantes de Florencia. Catalina de Pazzi (María Magdalena es el nombre que asumió la santa carmelita el día de su profesión religiosa) nació en 1566, en un siglo rico de acontecimientos en la historia civil y religiosa de Italia y caracterizado por el florecimiento excepcional de grandes santos.
También María Magdalena de Pazzi participó en la situación histórica y social de su tiempo escribiendo cartas muy valientes al Papa, a los cardenales, a los obispos y a los príncipes, señalando las causas de los males que afligían a la Iglesia, que ella atribuía a las deficiencias espirituales de los cristianos y de sus pastores.
Este es uno de los lados maravillosos de la santa, asociada a la pasión de Cristo con los estigmas y otros fenómenos místicos como las visiones, los éxtasis, los arrobamientos, durante los cuales trataba de difíciles cuestiones teológicas.
Tres hermanas, encargadas por el director espiritual, transcribían las revelaciones de Sor María Magdalena. El libro, titulado Contemplaciones y redactado de ese modo tan excepcional es considerado como un importante tratado de teología mística, y al mismo tiempo nos revela el itinerario espiritual de la santa, que a los 18 años había entrado al más austero convento florentino, el de las carmelitas.
Desde muy niña, Catalina de Pazzi se mostró más inclinada a la devoción que a la vida cómoda de su tiempo. Efectivamente, tuvo el privilegio, en ese tiempo muy raro, de hacer la primera Comunión a la edad de diez años.
Después de darle el adiós al mundo y de haber cambiado nombre, Sor María Magdalena fue dócil instrumento de la gracia divina, atravesando todos los estadios de la experiencia mística, desde las audacias de la contemplación hasta las torturantes pruebas de la noche de los sentidos, en la oscuridad abismal de la aridez espiritual, que duró cinco años, durante los cuales fue probada en la fe, en la esperanza y en la caridad. Y, finalmente, en Pentecostés de 1590, su espíritu quedó nuevamente sumergido por la brillante luz del éxtasis, fortaleciéndose para la nueva prueba sucesiva, la del dolor físico.
Martirizada en el cuerpo por llagas dolorosísimas, cuando el dolor se hacía insoportable, Sor María Magdalena, que había sido nombrada maestra de novicias, hallaba la fuerza para repetir las palabras que se convirtieron en el lema de su vida: Pati, non mori, sufrir y no morir. Murió el 25 de mayo de 1607, en el convento de Santa María de los Ángeles, en Florencia.