Al final del tercer viaje, cuando llegó a Jerusalén, San Pablo informó en casa de Santiago lo que había hecho en tierra de gentiles. El grupo dio gracias a Dios. Seguidamente, en atención a las suspicacias que despertaba entre los conversos del judaísmo, le piden que tenga un detalle con unos hombres que tienen que cumplir un voto. Tendría que purificarse con ellos para que los provenientes del judaísmo no desconfíen de San Pablo. San Pablo aceptará con mucho esfuerzo, pero lo hará. Fue al templo siete días seguidos, y al séptimo fue descubierto por los judíos que lo agarraron para apedrearlo, tal como ocurrió hacía más de 25 años con San Esteban, a las afueras. La intervención de la policía romana impidió su ejecución. San Pablo fue llevado preso por los romanos.
Acaba de empezar el cuarto período de la vida de San Pablo que incluirá el viaje definitivo a Roma.
Repasamos, no obstante.
En el paso del primer período al segundo, a los 28 años, fue DIOS el que tomó la iniciativa directamente y lo tumbó en el camino de Damasco; en el paso del segundo al tercer período, a los 41 años, fue la COMUNIDAD la que tomó la iniciativa y lo envió a la misión; en el paso del tercer período al cuarto, a los 53 años, quienes tomaron la iniciativa fueron los ENEMIGOS, que lo habían apresado en la explanada del templo.
La prisión debió influir en la vida de San Pablo. Había andado el mundo, sin descanso durante más de diez años, en una lucha constante contra las tentativas de los judíos y paganos por manipular el Evangelio a su favor. Ahora, de repente, todo cambió. La soledad cayó sobre él. Viviría, ahora, en un aislamiento durante cuatro años.
SEGUIREMOS….