LOS VIAJES MISIONEROS DE SAN PABLO. Introducción

by AdminObra

En los próximos días, aprovechando el contenido de la Primera Lectura de estos días pascuales que nos están relatando en estas fechas los viajes misioneros de San Pablo, además de otras cuestiones, ofreceremos una breve introducción a los mismos para que tengamos cuenta de su existencia y de su magnitud.

Será una visión general abierta a mayor profundización en otros momentos y que busca, como dijimos, darlos a conocer y a suscitar interés en los mismos para que los que quieran y puedan, abunden en el conocimiento de ellos y motive la lectura personal de sus Cartas recogidas en el Nuevo Testamento.

Cuando San Pablo tenía unos 28 años, Dios lo sacó del mundo en el que vivía. Ahora, a los 41, interviene la comunidad y le ordena que salga del lugar en donde vive, para que vaya por el mundo siendo portavoz del Evangelio.

No fue San Pablo quien tomó la decisión. Fueron otros. Fue su comunidad de Antioquía, por orden del Espíritu Santo que reclama su separación para ser enviado. El obedeció y fue.

Esa decisión de su comunidad cambió el devenir de la Iglesia para siempre. También cambió la vida de San Pablo definitivamente. Estamos en el tercer periodo de su vida, el más conocido de los cuatro.

Van a ser unos doce años de viajes, marcados por tres especialmente.

San Pablo anduvo por tierra y mar (no por aire evidentemente, pero lo hubiera hecho si fuese menester) miles de kilómetros. Iba con Dios, y con sus amigos, sorteando peligros de ríos, bandidos, compatriotas, paganos, mar, falsos hermanos, y tantos otros.

Recorrería las grandes ciudades del Imperio: Antioquía, Atenas, Corinto, Éfeso, Roma… un mundo bien distinto del interior de Palestina o de su barrio de Tarso.

SEGUIREMOS….