Los niños piensan que las niñas son cursis y las niñas que ellos son unos brutos. Esa es la razón por la que, si no interviene nadie, suelen jugar por separado
No hace falta ser biólogo, sino tener hijos o simplemente haber sido niña, para saber que a los niños de pequeños no les gustan nada las niñas y viceversa. Los niños piensan que las niñas son cursis y las niñas que ellos son unos brutos. Esa es la razón por la que, si no interviene nadie, suelen jugar por separado. También les gustan juegos distintos. A los niños en general los de acción. A las niñas en general los de situación.
Y eso les sale natural, sin ninguna influencia externa.
Eso no impide que de mayores las mujeres puedan ser ingenieros como mis hijas, si lo desean. Y los chicos abogados o de letras. Afortunadamente, la infancia no marca tanto a las personas que luego no puedan decidir libremente lo que quieren hacer o con quién quieren estar. Los niños son personas en formación, que reciben multitud de estímulos a lo largo de muchos años y el resultado depende de muchas circunstancias diversas.
Aquellos que se empeñan en emparejar a niños y niñas, están haciendo que jueguen a mayores. No digamos los que pretenden iniciarlos en la sexualidad.
Como sabe cualquiera, los niños no tienen órganos sexuales desarrollados y por lo tanto tampoco tienen apenas hormonas sexuales. La idea de que tengan sexo entre ellos es absurda. Y que lo tengan con un adulto por supuesto es una aberración, aunque sólo sea por una cuestión de tamaño.
Eso suponiendo que se carezca de toda moralidad. Por eso, intentar incitar a los niños a la sexualidad siempre se ha considerado un delito en casi todas las culturas. Además, pretender que ellos mismos decidan su orientación sexual, es ya una auténtica locura. Algo que debería ser propio de alguien que no haya convivido con un niño en su vida. Sin embargo, hay personas con hijos que lo defienden, lo que demuestra que algunas ideologías son incompatibles con el sentido común.