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- El optimismo cristiano: ésta es la conclusión a la que llegaron los Apóstoles y que, de inmediato, surgen en la mente del creyente. Con la Muerte y la Resurrección de Cristo todas las realidades creadas experimentan los efectos liberadores de la salvación alcanzada por Cristo.
Desde la mañana de Resurrección, el mundo ha sido salvado y el mal ha sido vencido en su propia raíz.
Aún aparecerán los efectos de ese mal, pero éste, en sí mismo, ha sido derrocado y destruido.
Con su Muerte y Resurrección, Jesús ha vencido el dolor, la muerte, el pecado y hasta al mismo demonio.
Por ello, la Resurrección de Cristo marca el signo de la alegría cristiana, pues, desde Pascua, el optimismo cristiano es casi un dogma, porque el mundo, a pesar de los males físicos y morales que puedan acumularse a lo largo de la historia, sin embargo, acabará bien.
ÉSTA ES LA GRAN LECCIÓN DE LA RESURRECCIÓN: EL HOMBRE HA SIDO LIBERADO DE TODOS LOS PODERES DEL MAL QUE DOMINABAN SU ESPÍRITU.
Todos han fallado, la Ilustración, el Marxismo, el cientifismo. Sólo Cristo ha vencido.