163
Continuando…
- Restauración de la imagen: la iniciación renueva en nosotros la imagen de Dios que el pecado había desfigurado. El catecumenado, con sus exorcismos y su trabajo ascético, trata de borrar las huellas del hombre viejo. Éstas quedarían radicalmente disueltas en las aguas bautismales; de ellas, como de un horno de fundición, emergerá rutilante la imagen original. Mas esta configuración inicial con Cristo deberá ir acrisolándose en la Confirmación y mejorando día a día gracias a la Eucaristía.
- Renovación de la Alianza: la alianza con Dios, rota por el pecado, queda restablecida gracias a la iniciación. El rito doble de la renuncia a Satanás y adhesión a Cristo es interpretado como la anticipación del pacto con Cristo, que tendrá lugar en las aguas bautismales. La Tradición ha visto en la piscina bautismal la cámara nupcial y en el bautismo las nupcias entre Cristo y la Iglesia, entre Cristo y el creyente, sin que falte el intercambio de regalos entre los esposos. La Eucaristía lo recordará y renovará regularmente.
EN LA PRÓXIMA ENTREGA HABLAREMOS DE LOS “SÍMBOLOS DE LA LITUGIA BAUTISMAL”