TERCERA PARTE
CAPÍTULO II
EL PROCESO PRODUCTIVO
La justicia social
- ¿El hombre debe luchar en el mundo del trabajo?
El hombre debe luchar en el mundo del trabajo, contra la miseria, los abusos y las injusticias, entendiendo que no es una lucha contra los demás, no es una lucha de clases, sino un esfuerzo contra el propio egoísmo y la comodidad individual, para dedicarse, unidos todos en espíritu de paz, de colaboración y de servicio solidario –con la aportación cristiana de la caridad- en una lucha por la justicia social, en favor del justo bien.
- ¿El desarrollo y el progreso se miden con indicadores económicos?
El desarrollo y el progreso no se miden únicamente por indicadores económicos, sino por el grado de promoción del bien común integral, tanto espiritual como material, que el hombre hay logrado con su trabajo digno y fraterno.
No hay desarrollo ni progreso integral en sociedades materialmente opulentas, donde los valores morales son despreciados o los delitos legalizados –como ocurre con pecados tan graves como el terrorismo, la guerra injusta, el aborto, la eutanasia, el narcotráfico, el divorcio-, porque esta realidad no constituye un bien común sino por el contrario un mal común, y conduce a la decadencia de los pueblos, también en el orden del desarrollo y del progreso simplemente material, con el transcurso del tiempo.
- ¿Cuándo se puede pensar que hay una relativa armonía enre el trabajo y el capital?
Se puede pensar que hay una relativa armonía –porque en este mundo toda perfección es limitada- entre el trabajo y el capital, cuando:
- Existe prácticamente pleno empleo y todas las personas tienen posibilidades reales de ejercer una profesión o un oficio honrado, en buenas condiciones de trabajo y de seguridad social, lográndose una natural y abierta estabilidad laboral en la sociedad, entre la población económicamente activa, y hay garantía de digna jubilación para todos;
- La riqueza está justamente distribuida entre todos los ciudadanos, permitiendo el acceso de todos a la propiedad;
- La sociedad ha logrado en su conjunto un nivel de calidad de vida espiritual y material, que permite el perfeccionamiento humano de todos.