32. SAN AGUSTÍN de HIPONA – V

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Se dedicará a adquirir los conocimientos técnicos y hermenéuticos para extraer de la Palabra de Dios la sabiduría que lleva a la contemplación de lo eterno.

No escribiría, sin embargo, grandes comentarios bíblico, exceptuando un comentario a los Salmos, otro al Génesis, y un amplio estudio sobre el Evangelio de San Juan, al que siempre dedicó su mayor devoción.

Entre tanto había sido ordenado presbítero en Hipona, y después obispo de esta diócesis, ya en el año 395.

Como pastor, al igual que otros grandes obispos de la era de los Santos Padres, tuvo que dedicar buena parte de sus esfuerzos a denunciar doctrinas erróneas, a unir una comunidad dividida y a aclarar cuestiones esenciales para la vida de sus ovejas.