Egeria fue una consagrada, de Gallaecia, que emprendió viaje a Tierra Santa entre el 381 y 382, y nos deja en Itinerarium una completa y apasionante narración sobre la vida y la liturgia de las florecientes comunidades cristianas de Siria y Palestina.
Con especial detalle nos describe los grandes santuarios levantados en Aelia Capitolina, la ciudad pagana que Adriano construyó sobre las ruinas de Jerusalén, y que las iniciativas de Constantino y Santa Elena convirtieron en una metrópoli cristiana.
Por último, destacar al poeta Prudencio, quien a comienzos del siglo V cristianiza las tradiciones de la poesía pagana clásica grecolatina. Sus poesías contienen himnos, cánticos cristológicos, sentencias morales y desarrollos apologéticos.
Destaca su “Peristephanon”, cuyo título alude a las coronas de los mártires, tan numerosos en Hispania durante las persecuciones de Valeriano y Diocleciano, a quienes dedicó encendidos elogios.
A partir del próximo día: SAN AMBROSIO de MILÁN, ni más, ni menos.