En esa situación social y religiosa se van desarrollando las comunidades cristianas, cuya referencia escrita más antigua que se conoce es del siglo III. Se trata de una carta que San Cipriano dirige desde Cartago a las comunidades de Legio, Asturica Augusta y Emerita Augusta. Es una muestra más de las intensas relaciones de Hispania con el cristianismo africano.
A partir de esta fecha econtramos ya algunas importnates personalidades del cristianismo hipanorromano. Entre ellas, destaca OSIO, obispo de Córdoba, ecelsiástico de confianza del emperador Cosntantino, presente en el Concilio de Elvira y presidente del Concilio de Nicea.
Oasio, de hecho, pondrá a buena parte de las comunidades hispanas en la línea de los establecido en Nicea, a través de una carte en lo que espone sus decretos, lo que despertará en muchos hispanos el interés por los temas cristológicos y conciliares.
Entre la figura de Osio y el final del Imperio, a comienzos del siglo V, tenemos a muchos autores de gran interés, los primeros Padres de la Iglesia hispanos, poco conocidos pero my dignos de conocer. LOS VEREMOS…