24. EL ARRIANISMO – III

by AdminObra

Veíamos cómo Arrio había radicalizado las posturas propias de la teología alejandrina.

Lleva al límite la distinción entre el Padre y el Hijo.

Así, él cree salvar dos tesis:

  • la trascendencia del ser divino (que no ha de tener contacto alguno con la criatura ni con la materia),
  • la creación del mundo visible por un ente intermedio entre lo divino y lo material (el Hijo, creado para la Creación, no engendrado eternamente).

Las consecuencias son terribles.

El Hijo es extraño al Padre, pues no es Dios como El. Y Dios deja de implicarse realmente en el mundo, la humanidad no recibe realmente a Dios mismo en la Encarnación, y tampoco puede acoger una filiación real con el Padre.

Estas consecuencias muestran, en definitiva, que siempre se da una deformación en la fe cuando se trata de amoldar la doctrina recibida de la Tradición Apostólica a la filosofía y cultura dominante. Una cultura, que ya hemos visto, era relativista.