23. LOS MONJES DEL DESIERTO – II

by AdminObra

A lo largo del siglo III, coincidiendo con las grandes persecuciones, encontramos grandes figuras del cristianismo antiguo que huyeron al desierto, no para huir de la violencia imperial, sino para huir de la corrupción y tóxica vanidad del mundo pagano.

Esta fuga mundi rechazaba una sociedad que vivía para la gloria mundana, la ambición del lujo, la autoexaltación, y el deseo de dejar un glorioso recuerdo para la posterioridad.

La llamada a vivir solo (monachós, en griego, de donde vendrá el latín monachus, monje) al desierto supondrá buscar la humildad, el alejamiento, la austeridad, el silencio, el vivir escondido y el olvido de uno mismo. Querían imitar a Jesús orante en el desierto.

En el desierto, el monje, que ha renunciado a su familia, a su patrimonio, a sus afectos, a sí mismo, sufrirá un duro combate por parte del diablo.