Clemente Alejandrino escribió tres grandes obras que conocemos por sus títulos.
Sólo conservamos dos pequeños tratados.
Con estas tres obras conformó un tríptico con el que pretende guiar a cada persona desde la conversión hasta la plenitud de la verdadera sabiduría, que para él es una PERSONA, nunca una teoría filosófica.
Los maestros de filosofía solían, por tanto, escribir una invitación al saber llamado “protréptico”, esto es, una exhortación a volverse hacia la sabiduría y adentrarse en ella. Clemente toma el ejemplo, y con su “Protréptico” invitará a todos a volverse hacia a Cristo; imitando a los Padres Apologetas, subraya la racionalidad de la enseñanza cristiana, su adecuación a las necesidades de la vida humana y la posibilidad de que muchos se puedan convertir a esta fe, dejando atrás sus prejuicios.
Cogiendo lo positivo del helenismo, Clemente mueve a mirar al origen de todo lo bueno, que no es otro que la historia de la salvación prevista por Dios, originada en la Creación, guiada en la Ley y en los Profetas, y culminada en Cristo.
SEGUIREMOS…