Esas comunidades que decíamos en el día de ayer, darán lugar a las florecientes fundaciones monásticas que llenaron el curso del Nilo de cenobios y eremitas, y, como culminación, al igual que las comunidades de Asia Menor, Siria, Roma, el norte de África con el testimonio de los mártires.
Desde el mismo padre del teólogo Orígenes, hasta los numerosos mártires de la última persecución, la de Diocleciano, la Iglesia del Nilo adquirió una valiosa corona de mártires, tanto entre los de cultura griega o helenizante, como los procedentes de la población tradicional egipcia.
El valor del martirio hizo que también en Egipto se considerar al mártir como prototipo de santo.
La Iglesia Copta, herederos de aquellos cristianos, todavía atestigua este amor a los mártires de aquel entonces.
Después de este recorrido por las comunidades cristianas de Egipto, a partir de mañana conoceremos a CLEMENTE DE ALEJANDRÍA.