Coincidiendo con la festividad del beato italiano, y franciscano, Bernardino de Feltre verdadero impulsor de esta realidad social, expondremos brevemente en qué consistieron y en qué contexto histórico nacieron.
En la Edad Media adquirió una gran importancia la lucha contra la usura.
A través de concilios, predicaciones y diversas disposiciones, la Iglesia condenó la usura con dureza, y promovió la prestación de créditos sin interés o con un interés muy bajo, en especial a favor de las personas más necesitadas.
Por eso fueron apareciendo algunas iniciativas e instituciones desde bien pronto. En la España visigoda nos encontramos con el obispo Fidel de Mérida, que concedió préstamos sin interés, u otro prelado de la misma sede, Másona, que llegó a establecer una caja de créditos.
Una de las disposiciones sinodales más duras sobre el tema fue la del “canon 13” del Concilio II de Letrán (1139), en el que se condenó la “rapacidad de los usureros”.
La Iglesia y las legislaciones civiles prohibían la práctica de la usura por parte de los cristianos.
Sería a partir de los años 20 y 30 del siglo XV cuando nacieron unas entidades totalmente renovadoras en Italia y España muy vinculadas a la familia franciscana, para la concesión de préstamos con ninguno o bajo interés a personas necesitadas: LOS MONTES DE PIEDAD, también llamados en España en ocasiones ARCAS DE MISERICORDIA.
El primer Monte de Piedad franciscano parece haber sido creado por Fray Ludovico de Camerino, en Las Marcas, en 1428. Pronto desapareció y no surgiría otro en Italia hasta 1462, cuando otros dos frailes fundaron el de Perusa.
Por otra parte, en Castilla, contamos con el caso de las ARCAS DE LIMOSNAS, establecidas en 1432 por el Conde de Haro en varias iglesias parroquiales de sus territorios, bajo inspiración franciscana igualmente y destinadas a socorrer a los pobres que hubieran de pedir préstamos.
En Italia, de 1462 a 1496 se fundaron hasta 93 “Montes”. En ello jugó un papel importante el Beato Bernardino de Feltre, quien predicó duramente contra la usura, y defendió la caridad cristiana y el amor a los pobres.
Promovió otras instituciones benéficas, el culto eucarístico y la devoción a San José.
Bajo su influencia nació el primer Monte de Piedad Frumentario, y su ejemplo se difundió rápidamente en el ámbito rural; su cometido era prestar grano y otras especies para la sementera de los labradores pobres.
En cuanto a España, después de la “avanzadilla” del Conde de Haro, hay que destacar la aparición de otras Arcas de Misericordia y Pósitos desde el último cuarto del siglo XV, en buena parte por iniciativa eclesiástica (o bien municipal) e influencia franciscana.
En efecto, el franciscano Cardenal Cisneros fue un gran promotro de la creación de Pósitos en Castilla.
Las “Arcas” cumplían funciones semejantes a las de los Montes Frumentarios y demás Montes de Piedad italianos, mientras que los Pósitos funcionaron en un principio como almacenes para el aprovisionamiento de la población y no desarrollaron actividades de préstamo hasta más tarde.
El crédito facilitado por todas estas instituciones se hacía sin interés o con un interés muy bajo, normalmente sobre prendas y otras garantías seguras, y no se buscaba un provecho económico sino un fin social.