- San FINGAR, mártir. En Cornualles. (460).
- San VICTORIANO, procónsul, DOS HERMANOS, y DOS MERCADERES, mártires. En Cartago. En la persecución desencadenada por los vándalos bajo el reinado de Hunerico. Padecieron atroces suplicios por su fe católica. (484).
- San GUALTERIO, abada. En Pontoise, París. Renunciando a su inclinación a la soledad, con su ejemplo enseñó a los monjes la disciplina de la Regla y fustigó en el clero el pecado de simonía. (1095).
- San OTÓN, ermitaño. En Campania. (1120).
- Beato PEDRO, presbítero. En Umbría. Ermitaño de San Agustín. (1306).
- Beato EDMUNDO SYKES, presbítero y mártir. En York. Fue desterrado por ser sacerdote, y habiendo regresado a Inglaterra de nuevo, fue apresado y ajusticiado. (1587).
- Beato PEDRO HIG-GINS, presbítero y mártir. En Dublín. En tiempos de Carlos I fue ahorcado sin juicio por fidelidad a Roma. (1642).
- San JOSÉ ORIOL, presbítero. En Barcelona. Con su mortificación corporal, su cultivo de la pobreza, y su continua oración mantuvo una constante unión con Dios, que le enriqueció con dones celestiales. (1702).
- Beata ANUNCIATA COCCHETTI, virgen. En Lombardía. Con fortaleza y humildad dirigió el Instituto de Hermanas de Santa Dorotea, recién fundado. (1882).
- Santa REBECA de HIMLAYA ar-RAYYAS, virgen. Líbano. Hermana Libanesa Maronita. Ciega durante treinta años, y después con parálisis en todos sus miembros, permaneció siempre en oración. (1914).
- Beato METODIO DOMINGO TRCKA, presbítero y mártir. En Eslovaquia. Redentorista. Martirizado por los comunistas. (1959).
Hoy recordamos especialmente a SANTO TORIBIO de MOGROVEJO
(Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo; Mayorga, Valladolid, 1538 – Saña Grande, Perú, 1606) Prelado español. Consejero de la Inquisición en Granada, fue nombrado arzobispo de Lima en 1579. Al llegar a Perú reunió el III Concilio Provincial de Lima (1582-1583), que publicó un catecismo traducido al quechua y al aymara. Fundó además el seminario conciliar de Lima, el primero de América. Aprendió el quechua, el guajivo, el guajoya y el tuncha para predicar a los indios en su lengua.
Toribio de Mogrovejo cursó estudios de derecho y teología en las universidades de Salamanca y Coimbra (Portugal), y en 1568 fue nombrado inquisidor mayor de Granada. Las especiales aptitudes que demostró en este cargo (no abusó de sus prerrogativas y se mostró más bien flexible en los enjuiciamientos) lo presentaban como un candidato ideal para el apostolado en tierras americanas. A raíz de la propuesta de su nombre para el arzobispado de Lima, Toribio tomó en 1579 las órdenes sagradas y, una vez elevado a obispo, llegó a esa ciudad americana en mayo de 1581.
Durante los años siguientes Santo Toribio llevó a cabo una ingente labor encaminada a la organización de su extensa archidiócesis, y para ello la recorrió en cuatro ocasiones, aprendió quechua y otras lenguas nativas a fin de lograr una mayor comunicación con los indígenas y estimuló a los misioneros a que siguieran su ejemplo; hizo editar también los primeros catecismos americanos, tanto en castellano como en las diversas lenguas indígenas. De este modo, sin violentas imposiciones y empleando su propia lengua, logró divulgar el evangelio entre los indios quechuas y aymaras.
Toribio convocó tres importantes concilios provinciales (1582, 1591 y 1601) cuyas actas fueron recogidas en el Código Eclesiástico del Perú, y en 1591 fundó en Lima el primer seminario americano. Dio además la confirmación a Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y San Juan Macías. Murió en 1606.