Hoy es la fiesta litúrgica de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, o la Basílica del Salvador. Es la Catedral de Roma, la sede del obispo de Roma, Su Santidad, el Papa Francisco.
La “dedicación” es un rito litúrgico por el que una iglesia y su altar quedan consagrados y destinados sólo al culto.
En los templos dedicados se colocaban 12 cruces de la dedicación que simbolizan a los Doce Apóstoles, columnas de la Iglesia.
El rito de la Dedicación es solemne.
Después, cada año, se celebra el aniversario en el mismo día en que se dedicó.
Sólo pueden hacer la Dedicación quien gozan de carácter episcopal.
Como enseña el Código de Derecho Canónico, se han de tratar con reverencia las cosas sagradas destinadas al culto mediante la Dedicación (inclusive capillas privadas).
Y aunque la celebración de la Eucaristía es el rito máximo y el único necesario para dedicar una iglesia, no obstante, concluida la construcción en la forma debida, la nueva iglesia debe dedicarse (catedrales e iglesias parroquiales sobre todo), o al menos bendecirse. Y esto porque la iglesia se construye como edificio destinado de manera fija y exclusiva a reunir al Pueblo de Dios y a celebrar los sagrados misterios.